Valencia, 20 de Octubre 2012 (El Carabobeño, María E. Velazco).María Fernanda es una joven valenciana de 22 años, que junto a su familia ha recorrido España, llena de museos e historias que enamoran a los turistas. Alega que este país está lleno de magia. A pesar del carácter de algunos de sus habitantes, España la ha enamorado.
A su corta edad, María Fernanda ha conocido espacios como el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona o el Museo del Prado, en Madrid, éstos han formado parte de su recorrido por el mundo. Sin embargo, una de las cosas que esta joven valenciana no ha conocido aún es el casco histórico de esta gran urbe. Unos pocos sitios como el Teatro Municipal, el Capitolio o la Plaza Bolívar, son los que ha logrado visitar en su paseo por la ciudad.
Una gran cantidad de valencianos ha dejado a un lado un hecho relevante: conocer la historia de la que alguna vez fue la capital de Venezuela. El coordinador del Museo Casa de la Estrella, David Osío, explicó que uno de los grandes problemas a los cuales se enfrenta el casco histórico es que con el pasar de los años se ha convertido en una zona de congestionamiento.
Según Osío, la imagen que se tiene del centro de Valencia está formada a raíz de la instalación del comercio informal, así como el problema de la inseguridad y la falta de estacionamientos. “Estas situaciones generan una suerte de rechazo en la población, y prefieren no visitar estos espacios”.
La historia que rodea la ciudad es tan fascinante como cautivadora, así la define Alejandro Jiménez, estudiante de Ingeniería en la Universidad de Carabobo. “Valencia está llena de historias, de anécdotas que lamentablemente la gente desconoce y poco se interesa”.
Uno de los pocos museos que se mantiene a base de esfuerzo y lucha es precisamente la Casa de la Estrella, emblemático por ser sede del primer hospital de la caridad de Valencia, y por ser el recinto en el cual se llevó a cabo el movimiento separatista La Cosiata, en donde se separa Venezuela de la Gran Colombia.
Al igual que La Estrella, la Casa Páez, antigua vivienda urbana propiedad del general José Antonio Páez, abierta como museo en 1910 bajo el mandato del Juan Vicente Gómez, y decretada Monumento Nacional en 1964, es una de las pocas estructuras que hoy en día se mantiene en pie.
Estudiantes y turistas son quienes con regularidad visitan el museo, en busca de informaciones sobre el acontecer histórico de la ciudad. Luis Ovalles, curador de este espacio, alega que una de las grandes deficiencias es la falta de interés por parte de las instituciones públicas.
Estructuras como la Casa de los Celis, los Monagas, también conocida como Escuela de Teatro Ramón Zapata; el Puente Morillo; la Casa Pocaterra, entre otros, son espacios olvidados por el colectivo valenciano. De acuerdo a Ovalles, es importante que los gobiernos municipales, estadales y nacionales tomen más interés de estos sitios emblemáticos. “Que le den todo el apoyo, porque si tenemos un tráfico fluido y mayor seguridad, indudablemente vendría una gran cantidad de personas”.
Para David Osío, se hace necesario mantener la memoria histórica de la ciudad a través de la creación de un centro de investigación y de documentación, y de esta manera incentivar a los ciudadanos a ser partícipes de la historia de la ciudad. “La identidad tiene que ver con el sentido de pertenencia. Valencia está tejida de tantas historias como dignas de hacer una buena película. Lamentablemente parece que nuestra historia no nos interesa”.
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